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Dependencia emocional: ¿Cómo identificarla y superarla?

dependencia emocional

Te decimos cómo se ve la dependencia emocional en la vida cotidiana, cuáles son sus posibles causas y nuestras recomendaciones para ponerle fin.

El término dependencia emocional normalmente nos hace pensar en alguien que suena así: “No puedo ser feliz si no estoy con mi pareja”, “No podré asistir a la fiesta porque mi pareja no va a ir”, “Mi vida se arruinaría si me deja”, etc. Sin embargo, va mucho más allá que eso, podemos ser dependientes emocionales de otras personas distintas a la pareja e incluso de cosas, como las drogas, la comida, las compras, etc.

La dependencia emocional, sobre todo en la pareja, es una situación en la que muchos viven, pero de la que pocos hablan. Quédate con nosotros y conoce los distintos tipos de dependencia emocional, algunas de las causas relacionadas a este fenómeno y como no puede faltar, nuestras recomendaciones para que hagas frente a esta situación y tomes el control de tu vida.

¡Te sorprenderás al ver algunas de las características que aquí mencionamos!

¿Qué es la dependencia emocional?

Existen muchas definiciones de autores expertos en el tema, pero nuestra favorita es la de Castelló (1999) quién dice que la dependencia emocional es:

“Es un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir desadaptativamente…”.

La palabra clave en esta definición es “desadaptativamente”, te explicamos porqué: la dependencia emocional por sí misma no es un problema, en realidad es parte de la naturaleza del ser humano, estudios han demostrado que somos los primates que dependemos en mayor medida de la manada para nuestra supervivencia.

Por lo anterior, es imposible pensar que exista una persona que sea 100% independiente y que no necesite tener vínculos con nadie, de ser así, esa persona estaría sufriendo de algún tipo trastorno socioemocional. Todos dependemos en cierto grado de más personas y está bien. De hecho, un buen terapeuta no te hablará de la palabra independencia ya que el objetivo en la terapia es lograr que la persona sea capaz de tener relaciones sanas y equilibradas, sin caer en un estado excesivamente dependiente o excesivamente evitativo. Habiendo aclarado esto, para fines prácticos nos referiremos a la dependencia emocional no saludable únicamente como dependencia emocional.

Pero ¿cuándo la dependencia emocional pasa de ser un proceso saludable a ser un problema?

Cuando identificamos que las personas:

  • Tienen un patrón de relaciones conflictivas.
  • Buscan y depositan su felicidad en manos de otros.
  • Presentan un miedo exagerado a las pérdidas y al rechazo.
  • Adoptan posturas sumisas, dominantes o evitativas.
  • Sienten que sus relaciones son fuente de frustración, responsabilidad o decepción.
  • Sienten la necesidad de controlar todo lo que su pareja hace, de forma directa o indirecta.
  • Les cuesta mantenerse estables emocionalmente, pueden ir desde emociones muy activas como la ansiedad, la ira, los berrinches, el miedo, etc, hasta emociones pasivas como la tristeza, apatía y desanimo.
  • Les cuesta trabajo mantener la calma por sí mismos y suelen buscarla en el exterior, por ejemplo, llamar a un amigo cada vez que se sienten mal.
  • Tienen un concepto de sí mismo puede depender de otras personas, es decir, imitan gustos y opiniones de las personas que los rodean.
  • Presentan problemas de autoestima; ¡ojo! pueden reconocer sus virtudes, pero al mismo tiempo tienen pensamientos de auto desprecio y un diálogo interno agresivo.
  • Al estar a la defensiva pueden llegar a herir o traicionar a la otra persona.
  • Llegan a necesitar mucho contacto y atención o al contrario compensarlo con la evitación de todo contacto.
  • Comienzan a tener relaciones interpersonales significativas a través del distanciamiento real o emocional; es el caso de quién compensa la dependencia emocional con la evitación. ¿No te imaginabas esta, verdad? Así es, irse al extremo contrario y esforzarse en demostrar indiferencia ante los demás, es un síntoma de dependencia, ya que el estado de ánimo se ve tan afectado por lo que sucede con los otros, que se evita el sufrimiento a toda costa.

Causas de la dependencia emocional

Cuando somos niños, creamos un vínculo afectivo de dependencia emocional (saludable o no saludable) con las personas más cercanas, generalmente nuestros padres, o personas que viven en la misma casa, por ejemplo, los abuelos. Posteriormente en la adolescencia creamos esos vínculos con amigos y mismos que nos ayudan a aprender y a crecer personalmente. Ya en la edad adulta creamos un vínculo especial con nuestra pareja.

Los rasgos de la personalidad dependiente tienen su origen en todos estos lazos emocionales que construimos desde el inicio de nuestra vida, no será lo mismo la vida de un adulto que cuando era niño tenía un miedo constante a la separación de sus padres y se aferraba a ellos de una manera excesiva, llevándolos a vivir en continuo estado de alerta ante la temida separación y desprotección. Estos miedos son claramente justificados por causa de una historia de separaciones constantes de la figura de apego, que en la primera infancia suelen ser los padres.

Se puede concluir que desde niños y posteriormente en la adultez vamos adoptando conductas de supervivencia y auto conservación para lograr la proximidad de las figuras de apego en situaciones de temor, ansiedad o estrés.

Otro factor que puede ser en cierta medida causa y consecuencia de la dependencia emocional es una baja autoestima, ¿alguna vez has pensado de la siguiente manera?: “no me siento capaz”, “no soy tan valioso como otra persona”. Quienes viven con baja autoestima no se sienten responsables de su propia felicidad y tranquilidad, entonces depositan esas necesidades en la otra persona, por lo tanto, le tienen miedo a la soledad.

También el miedo a la soledad está muy relacionado con el problema que aquí hablamos, pero ya es tema de otro momento, sin embargo no queremos dejar de hacer énfasis en la necesidad que tenemos como sociedad de dejar de categorizar la soledad como algo malo y dramático, el problema no es la soledad, es la interpretación catastrófica que le damos y por eso hacemos lo posible por huir de ella, cuando en realidad es fundamental para conocernos y relacionarnos con nosotros mismos y de esa manera poder alcanzar nuestro propio bienestar, lo que conlleva a buena relación con los otros.

“¿Por qué, en general, se rehuye la soledad? Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos” -Carlo Dossi.

Tipos de dependencia emocional

Tenemos la idea de que las personas dependientes son aquellas que se muestran sumisas, necesitadas y adoptan una actitud demandante hacia la persona de la que dependen. Pero ¡sorpresa! hoy en día entendemos que el concepto de dependencia es mucho más complejo que eso, aquí te dejamos una división de los tipos de dependencia con sus subtipos y rasgos. Cabe mencionar que se pueden presentar variaciones, por lo que el profesional de la salud mental es el único que tiene la preparación para identificar y ponerle fin a la dependencia emocional.

El sumiso:

  • Ejemplos: “Si quieres que elimine a todas mis amigas de Facebook lo haré, para que estés tranquilo”, “necesito que estés conmigo”.

Subtipos:

  • Complaciente: intenta tener siempre contenta a su pareja olvidando su propio bienestar
  • Indefenso: se muestra indefenso con la intención de que la otra persona se ocupe de sus necesidades.
  • Emoción más frecuente: ansiedad
  • Características del comportamiento: adoptan posturas de sumisión ante el temor de ser abandonados, suelen terminar en relaciones abusivas como consecuencia de su dificultad para terminar la relación y su disposición a tolerar lo que sea.

El dominante

  • Ejemplos: “Si sigues así terminamos” y cuando terminan dicen “hagamos las cosas bien esta vez”.

Subtipos:

  • Agresivo: muestran de forma directa su dominio y necesidad de control.
  • Pasivo-agresivo: ejercen su dominio desde el chantaje emocional.
  • Cuidador: asume el papel de padre/madre.
  • Emoción más frecuente: miedo
  • Características del comportamiento: buscan tener una sensación de control y seguridad, se muestran dominantes, incluso como independientes, muchas veces parecen hartos de la relación y amenazan constantemente con dejarla. Pero es solo una fachada ya que cuando realmente la relación termina, quieren volver a toda costa con la persona a la que dejaron, a la que ahora resulta que consideran llena de virtudes mientras que antes sólo le veían defectos.

El evitativo

  • Ejemplos: “No quiero que vengas conmigo y que te conozca toda mi familia”, “No me gusta estar subiendo fotos contigo”, “Si quiero que tengamos algo bien, pero siento que no es momento”. En el tipo evitativo la persona suele tener pensamientos como: “no me puedo fiar de nadie, mejor no implicarme porque al final todo el mundo me decepcionará”.

Subtipos:

  • Manifiesto: muestran un muy bajo grado de implicación, tanto física como emocional, en sus relaciones.
  • Emocional: no se implican emocionalmente en sus relaciones y generan una sensación de vacío a las personas que los tratan.
  • Suspicaz: parecen socialmente muy implicados y vinculados, pero, en realidad suelen tener muchos conocidos y pocos o ningún amigo, poseen un enorme encanto superficial, que puede ser desenmascarado por algún tipo de traición, una infidelidad por ejemplo y reaccionando a esto con extremada dureza y crueldad rompiendo toda relación. Suelen tener una historia de abandono (real o emocional) en la infancia.
  • Emoción más frecuente: tristeza, sensación de soledad, apatía, desgana y/o desinterés.
  • Características del comportamiento: presentan un alejamiento emocional de los demás, se pueden mostrar implicados excesivamente para después cambiar, de manera gradual o súbitamente, y mostrarse evitativos y emocionalmente distantes. También pueden vivir las relaciones como una responsabilidad o carga y no disfrutan del contacto interpersonal. Los del subtipo suspicaz presentan rasgos paranoides teniendo la certeza de que los demás no son de fiar, cuando muchas veces ellos sabotean la relación para aparentemente “salir lastimados”.

El codependiente

  • Ejemplos: “Yo te ayudo, no vas a poder solo”, “me necesitas para hacerlo bien”.

Subtipos:

  • Dependencia inversa: para sentirse seguros en una relación, tienen que sentir que la otra persona es muy dependiente de ellos.
  • Emoción más frecuente: preocupación por el otro.
  • Características del comportamiento: el codependiente sí tiene en cuenta sus propios deseos y en el fondo es lo que realmente está persiguiendo; satisface sus necesidades como ganancia secundaria. El codependiente extrae su sensación de valía de lo mucho que la otra persona le necesita contribuyendo inconscientemente a que el otro se mantenga en un estado de necesidad y dependencia.

El oscilante

  • Ejemplos: “Tienes que venir por mí o te corto”, para después convencer con “si no vienes por mi algo me va a pasar, ayúdame”.
  • Emoción más frecuente: altibajos emocionales entre la ira, ansiedad, tristeza, culpa.
  • Características comportamentales: pasan de rasgos demandantes a rasgos sumisos. Suelen tener relaciones muy conflictivas iniciándose por lo general con relaciones traumáticas con sus figuras de apego.

Recuerda que esta clasificación no es fija, una persona puede cambiar de un tipo a otro con tal de que cambien las circunstancias externas. Incluso en la terapia una persona puede pasar de un tipo sumiso a un tipo dominante, hay que entender este movimiento como el de un péndulo que al final llega a su punto de equilibrio. Por eso es importante que el profesional de la salud mental sea cuidadoso con el desarrollo de nuevas habilidades que le permitan a la persona desarrollar una dependencia saludable.

Dependencia en la pareja

Como hemos visto, la dependencia emocional se puede presentar en las relaciones familiares y sociales también, pero en la pareja es donde lo vemos con mayor frecuencia, al ser la pareja la relación interpersonal comúnmente, más íntima. Es por esto por lo que el trabajo terapéutico no se debe hacer desde la pareja, sino desde el desarrollo personal de aquel que es dependiente con el objetivo de mejorar el vínculo de toda relación interpersonal.

La dependencia emocional en la pareja se caracteriza por poner en manos del otro nuestro bienestar emocional, se puede reflejar de manera negativa como: “me haces sentir tan mal”, “me irritas”, “por tu culpa no he hecho mis sueños realidad”, etc. Pero debemos estar muy atentos ya que muchas veces también se refleja de manera “positiva” con creencias como: ”él o ella me hace tan feliz”, “antes de conocerlo, era tan infeliz”.

En realidad, el dependiente emocional suele estar más enamorado de la relación y sus expectativas de esta, que, de la persona. Llega a descuidar otros aspectos de su vida por ponerle toda su atención a la relación y obviamente su estabilidad en el resto de estas áreas depende de la estabilidad en su relación de pareja.  

Es común en una persona con rasgos dependientes al notar que su relación actual está en peligro, busque a otra persona y así podrán estar ya con esa otra persona al momento en que su relación termine, ¿has conocido a alguien así? Se ve cómo algo muy normal, sin embargo puede perjudicar más el estado de dependencia de la persona, porque realmente nunca pasa por el duelo de la pérdida y sigue alimentando su dependencia, ahora con otra persona y nunca aprende a estar consigo mismo, no se valora y no se da el tiempo de conocerse, ni siquiera de saber qué le gusta y qué no y en consecuencia al estar solo, comienzan las conductas autodestructivas como el depender de otras cosas como el alcohol, las apuestas, el ejercicio en exceso, la comida, etc. 

¿Qué hacer si creo que tengo síntomas de dependencia emocional?

Primero que nada, queremos advertirte que hay personas que les gusta que dependan de ellos, estas personas comúnmente se convierten en manipuladores emocionales y debes tener cuidado. Te recomendamos leer: https://psigoadelante.com/2020/05/13/que-es-una-persona-toxica-y-como-puede-afectar-mi-vida/

Ahora, si te sientes de esta manera te pedimos que no te juzgues, no es tu culpa, el desarrollo de la autoestima es algo que se aprende y si nadie te lo enseñó y reforzó cuando eras pequeño, es casi imposible que hoy tengas la relación saludable contigo que buscamos en terapia.  Entonces por favor se paciente contigo mismo, has hecho lo que has podido para hacerle frente a los problemas de la vida y al final la dependencia emocional es un proceso de adaptación que no te está permitiendo vivir tu vida al máximo.

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Recuerda que los únicos comportamientos en los cuales podemos influir de manera clara son los nuestros, y esos son los únicos que nos pueden garantizar la felicidad. Toma nota de estos tips:

1. Journaling:

Escribe en un diario. Muchas veces dejamos que los días pasen uno tras otro sin que realmente reflexionemos sobre lo que sucede, sobre lo que pensamos, lo que decimos y hacemos, así como también pasa desapercibido lo que nos dicen y hacen. El hecho de llevar un “reporte” diario nos ayudará a encontrar patrones no tan saludables en nuestras relaciones.

2. Piensa antes de actuar:

Suena muy cliché, pero es verdad que muchas veces nos dejamos llevar por el impulso y podemos hacer o decir cosas no tan positivas, de las que incluso podemos arrepentirnos. Sabemos que esta habilidad no se crea de la noche a la mañana, pero una técnica que puede ayudarte es la práctica del mindfullness (atención consciente) debido a que su objetivo es ayudarte a que vivas en el aquí y ahora y así puedas darte cuenta de lo que pasa por tu cabeza antes de llevarlo a cabo.

3. Cambia tu diálogo interno:

Adiós a la palabra “necesito”, en su lugar aprendamos a usar “me gustaría”, “quisiera”, “me haría bien”, etc. Asimismo, deja de desvalorizarte con diálogos como: “sin ti no soy nada” al contrario, tú eres mucho y más que suficiente. Puedes comenzar por cambiar las autocríticas físicas que te haces cuando te ves al espejo como: “qué feos mis ojos tan separados” por “qué bonitos ojos tengo que me permiten ver”

4. Refuerza el amor propio:

Cuando nos amamos a nosotros mismos difícilmente dependemos del amor de otros y no nos conformamos con cualquier mínima muestra de afecto.. Tú tienes el derecho y la capacidad de satisfacer tus propias necesidades, solucionar tus problemas y tomar tus propias decisiones. Fíjate metas y objetivos personales, esfuérzate por mejorar tu autocuidado físico y mental.

5. Se tú mismo (a):

En la búsqueda de pertenencia podemos comportarnos de un modo distinto para ser aceptados, pero al pasar del tiempo esas mascaras se vuelven muy estresantes y difíciles de mantener, no pretendas ser alguien que no eres porque quién te quiera de verdad lo hará sin necesidad de que hagas puntos extra para ganarte su amor. En una relación no es normal que tengas que estar todo el tiempo demostrando tu valor.

6. Cuidado con los celos:

Celar a los otros en normal hasta el punto en que la fuente de esos celos ya no es el amor sino el miedo y ansiedad de perder al otro. Vivir en un estado de angustia constante es muy malo para tu salud mental, los celos pueden dominarte y provocar que actúes sin pensar.

Cuando sientas que los celos comienzan a subir a hacia tu cabeza, realiza por lo menos 4 respiraciones profundas, aléjate de aquello que te haya hecho sentir celos y piensa ¿realmente es una razón para sentir celos o todo está en mi mente.

7. Establece límites:

Si consideras que alguien está influenciando mucho en tu estado de ánimo, autoestima, decisiones, comportamientos y pensamientos debes poner un alto, obviamente toda discusión y separación duele, si, los límites duelen en el momento, pero serán como desinfectar una herida para que sane.

Presta mucha atención, a veces todo puede comenzar de una manera muy sutil como dejar de hablar con X amigo porque a la pareja no le gusta, hasta llevarte a un aislamiento social perjudicial para tu desarrollo personal.

8. No intentes controlar la vida y comportamientos de los demás:

Si estás acostumbrado a tener el control de los demás, sentimos decirte que esto solo te llevará al fracaso de toda relación. Toma el control de tu vida, no de la de los demás. Date cuenta de qué tanto decides por el otro y detente ahí, no solo estás lastimando al otro, sino también a ti mismo, porque cuando no se hace lo que tú dices la pasas fatal.

9. Procura no pasar de una relación a otra:

Muchas veces nos engañamos a nosotros mismos, nos hacemos pensar que hemos resuelto nuestra necesidad con una situación inmediata, como tener otra pareja, un abrazo, un mensaje, etc. Pero no es así, la necesidad seguirá ahí abierta hasta que la resuelvas por ti mismo y dejes de intentar llenar ese vació con más relaciones que probablemente estén destinadas al fracaso.

10. Mantente atento:

¿Estas siendo dependiente emocional de objetos o sustancias? Debes observar si estas cubriendo la necesidad con el consumo elevado de alguna sustancia, comida, ejercicio, compras, etc. Las personas que tienen este patrón de dependencia general suelen llevarlo al ámbito de la pareja, recuerda que la dependencia emocional es un rasgo de la personalidad no un tipo de relación.

11. No tomes los comportamientos del otro como un reflejo de tu autoestima:

Tú eres la persona que más te conoce, no permitas que nadie se ocupe de construir tu autoconcepto, ellos solo saben de ti lo que pueden percibir desde su historia de vida.

12. Consulta con un terapeuta:

Tú eres la mejor inversión que puedes hacer.

Nosotros nos encargamos de darte algunas pautas generales para que hagas frente a la situación, sin embargo, es nuestra responsabilidad decirte que la psicología es un proceso individual.

Hoy estás a tiempo de liberar las cadenas de la dependencia emocional, mereces tener relaciones constructivas y beneficiosas para ti, comienza con tu relación contigo, recupera el control de tu vida y abraza la soledad, tú eres la única persona que nunca te dejará. Con el tiempo verás que mejorando esa relación encontrarás en ti un lugar seguro y feliz y por consecuencia te relacionarás mejor y más saludable con los demás.

”Mi lugar preferido en el mundo soy yo cuando estoy bien…” -Anónimo.

Mansukhani, A. Dependencias Interpersonales: Las Vinculaciones Patológicas. Conceptualización, diagnóstico y tratamiento. En: García AD y Cabello F, editores. Actualizaciones en Sexología Clínica y Educativa. Huelva: Universidad de Huelva; 2013. p 197-214.

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